jueves. 18.04.2024

Para los que no saben la diferencia, les diré que casta es una terminología que se usa en la India para definir las diferentes clases sociales y religiosas de ese país asiático y clase es la que les falta a la mayoría de los políticos que circulan por el firmamento político nacional.

Para diferenciarse de estos últimos, los nuevos aspirantes a serlo acuñan el termino hindú para dejar claro que ellos no son como los otros, que ellos son infinitamente mejores que ellos.

En la India, las castas mas altas se consideran infinitamente superiores a los demás, considerando que, salvo ellos, los Brahmanes, el resto de los súbditos son unos parias.

En España, no es necesario ser tan literariamente retorcidos para definir las diferencias existentes entre todos los que nos gobiernan y los que aspiran a hacerlo.

Tanto unos como los otros adolecen, salvo honrosas excepciones, de una absoluta falta de clase, como políticos y como personas.

Los últimos escándalos conocidos de repercusión nacional e internacional, el Ebola y las tarjetas de Bankia/Cajamadrid, ponen de manifiesto que la distancia entre los que nos gobiernan y los gobernados es cada vez mas grande.

Falta de clase tienen los que se han permitido el lujo de acusar a la enfermera del Carlos III de, casi a propósito, auto infectarse y negar la mayor.

Falta de clase tienen los que han llevado a cabo una nefasta gestión sanitaria y todavía presumen ante el mundo de lo que deberían haber hecho y no hicieron.

De las chapuzas del Ebola ya se ha redactado un informe de 700 páginas elaborado por profesionales de la sanidad española, dejando muy claro lo que ha fallado. Y lo que ha fallado no ha sido la gestión sanitaria sino la política sanitaria, que no es lo mismo.

Basta que un político se meta a hacer cosas que no sabe para que los resultados sean los que son, un desastre cuyas consecuencias solo las padecemos los de siempre.

Los recortes que en materia sanitaria han venido realizando los gobiernos españoles han conducido, entre otras muchas cosas, a esto. Para que quiero yo un hospital de referencia en enfermedades tropicales e infecciosas si ese dinero lo puedo dedicar a actividades infinitamente más lucrativas, para ellos claro.

Pues ya tienes la consecuencia mas evidente de lo mal que lo están haciendo.

Lo del caso de los tarjeteros ya es para nota.

Es el caso más evidente de la falta de clase de la que he hablado al principio.

Mientras esquilmaban el banco, estafaban a sus clientes. Mientras ellos se enriquecían, arruinaban a miles de pequeños y medianos ahorradores cuyo único pecado ha sido confiar en los, probablemente, ciudadanos con menos ética, moral y vergüenza, de la historia de la banca y, por la parte que les toca, de la historia política de la democracia española.

Hay que tener poca o mejor dicho, ninguna clase para, además de robar, justificar lo robado con excusas que ni ellos mismos se creen.

Cuando empresarios, economistas, sindicalistas, políticos de todos los colores, intentan justificar sus actuaciones con el consabido “yo no sabia, yo pensaba, yo creía” es que este país difícilmente tiene arreglo.

Cuando estos sujetos han presumido de sus posiciones privilegiadas y de sus extensos conocimientos en todas las materias habidas y por haber, justificar estos hechos es como para meterlos a todos en la cárcel, pero no por robar, sino por tontos, por seguir pensando que todos los españoles somos unos completos ignorantes, analfabetos profundos y con menos neuronas que una seta.

Ver como todo un ministro de economía, Presidente del FMI, se justifica diciendo que el pensaba que eso era su complemento de sueldo aunque no lo declarase, es como para llorar.

Ver como un economista, Presidente del Colegio de Economistas se justificaba casi con la misma excusa es patético.

Pero el colmo es ver como un inspector de hacienda después de decir que todo era legal y heredado, todavía se permite el lujo de decir que es la compañía de seguros del banco la que le tiene que pagar la fianza.

Y la actuación de los políticos y sindicalistas con tarjeta es para que lo analice un psiquiatra y después publicar los resultados en una tesis doctoral, tipo encíclica vaticana.

A los que presumen de no pertenecer a esta casta de ciudadanos lo que yo les aconsejaría es que no pertenecieran a esta clase de sujetos, porque al final, intentando diferenciarse de ellos se convierten, por la definición de casta, en una mas, una casta de políticos que se creen en posesión de la verdad absoluta y una casta que rechaza a todos por igual sin ser conscientes de que, como todo en la vida, hay políticos que están donde están para servir y no para servirse del pueblo.

Yo si me considero parte de una clase, la mas alta, donde sus miembros son gente honrada, con principios éticos y morales, en los que prima el bien común por encima de los intereses privados de aquellos que, con dinero publico faltaría mas, empobrecen al resto de los ciudadanos sin ninguna vergüenza ni atisbo de arrepentimiento cuando les cazan. Evidentemente no soy politico.

Tanto la epidemia del Ebola como la epidemia de los poderes públicos las padecemos solamente nosotros, los únicos que no tenemos la culpa de los dos virus. La única diferencia es que del Ebola se puede salir vivo.

Casta o clase
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