viernes. 19.04.2024

1.- No me invitó a su fiesta de fin de carrera mi amiga Natalia Pérez López , flamante ingeniera de Caminos, Canales y Puertos. Nati es un encanto de persona, se merece este título y ahora viene la parte más difícil: encontrar trabajo. Claro que para una persona de sus condiciones técnicas y sobre todo humanas, estoy seguro de que el éxito profesional vendrá pronto. Enhorabuena. A ella y a sus padres, que han ayudado a que su hija llegue a la meta. Es una satisfacción para nosotros, como padres, que nuestros hijos, en tiempos tan difíciles, culminen sus estudios y, además, de una manera tan brillante. Cambio de tema para hablarles de Hacienda. Resulta que un amigo manda un coche a la península, le cobran el IVA, mi amigo recurre la liquidación y, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, Hacienda le manda la carta negra de providencia de embargo, sin siquiera contestarle a la reclamación. Tiene que ingresar 1.600 euros por haber comprado un coche en Canarias y, cuatro años después, mandarlo a Madrid porque lo necesita allí.

2.- Ante esta ladroniza el ciudadano se ve desamparado y sin poder hacer nada. Mi amigo llama al asesor fiscal (todo español se ve obligado a pagar uno ante la complejidad de las normas tributarias) y éste le dice: "Paga y si tienes razón te devuelven el dinero con intereses; y, si no, se lo quedan". Vaya mierda de país, ¿no?, en el que el ciudadano se ve indefenso ante la administración, a la que yo me niego a colocarle una mayúscula, lo mismo que a la justicia. Siempre las escribo con minúsculas.

3.- Cada argentino tiene un sicoanalista y cada español un asesor fiscal. Los argentinos para no volverse locos, como su presidenta, y los españoles para huir de la jeta de Montoro , el de la sicav. Montoro dirá: "Ande yo caliente y jódase el contribuyente". Y así, en un sin vivir. Yo le tengo una antipatía especial al sobre negro, que te llega siempre cuando menos te lo esperas y a traición. Y, además, tienes que soportar la cara de pena que pone el cartero cuando te lo entrega, porque el cartero sabe que ese sobre carbón es portador -siempre- de malas noticias. Yo hace tiempo que no recibo ninguno, pero no pierdo la esperanza y, además, sé que ahora mismo estoy tentando a la suerte. Semana tranquila, menos con el referéndum catalán, que a mí me la trae al pairo.

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Días tranquilitos
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