viernes. 29.03.2024

La política local está revuelta. Algunos creen que más revuelta que nunca. Tal vez porque hemos aprendido a olvidar con facilidad, pero lo cierto es que hubo otros momentos peores al actual. El nivel de indecencia, que habita entre nosotros, no ha alcanzado su cuota máxima, al menos de momento.

La tremenda situación política que se vive en Lanzarote es culpa principalmente de Coalición Canaria (CC) y de sus dirigentes, que tras ganar las últimas elecciones locales se emborracharon del poder que todavía no tenían y comenzaron a hacer ebrios de éxito una estrategia de pactos que no sólo estaba condenada al fracaso sino que no había por dónde cogerla. Al lumbreras que se le ocurrió que era una buena idea desechar el resultado de las urnas para buscar que el Partido Popular (PP) cogiera la Alcaldía de Arrecife para luego presentar una moción de censura contra Cándido Reguera, hacer que Pedro San Ginés asumiera en minoría la Presidencia del Cabildo y después buscar un pacto global con el Partido Socialista (PSOE) sin ni siquiera dar número en la capital, habría que darle un premio. Luego vino la sorpresa del pacto PP-PSOE en Arrecife, el pacto forzado CC-PP en el Cabildo y en Teguise, y todo lo demás. De aquellos polvos, estos lodos.

Los ciudadanos, los que todavía van a votar, quisieron que el PSOE y el PIL chuparan banquillo. Les dieron un castigo ejemplar, que CC no supo o no quiso interpretar. Ahora algunos se lamentan de aquello, y quieren desandar el camino recorrido. ¿Tarde, mal?

Están en una situación delicada que no saben muy bien cómo resolver, y que podría tener en las próximas horas un desenlace sorprendente. Como dijo José Torres Stinga en nuestra red de emisoras, y no le falta razón, aquí todo el mundo está hablando con todo el mundo. Cualquier combinación es posible en estos momentos, y lo que está claro es que CC, aunque pueda obtener un triunfo parcial, va a pagar por los muchos errores que ha cometido.

Sin embargo, existe una enorme diferencia entre la CC que dirigía el partido tras las elecciones locales y la que salió del congreso de diciembre. La de ahora no busca falsos consensos con el sector hostil de su formación ni se siente en la obligación de rendirle cuentas a Paulino Rivero. Es un matiz importante para entender lo que puede pasar.

Mientras en el PIL y en el PP coquetean con el sector rebelde de CC, el PSOE mueve ficha. Todos hablan de estabilidad, pero en el fondo lo que buscan, y algunos hallarán, es el mejor lugar para colocarse de cara a las próximas elecciones. Todavía quedan dos años, y aunque para los ciudadanos es mucho tiempo, para la clase política no es nada. Guelde que se queda quieto se lo lleva la corriente.

Lo único que los sufridos habitantes de Lanzarote demandarían a estos políticos si les escucharan, es que lo que tengan que hacer lo hagan ya, lo antes posible, y que se pongan a trabajar, que ya está bien.

LA INDECENCIA POLÍTICA Y LOS PACTOS QUE VIENEN
Comentarios