jueves. 28.03.2024

Por Tomás Rodríguez Acuña

Órzola es (en muchos aspectos, era) uno de los núcleos costeros más singulares y encantadores de Lanzarote por su litoral marítimo, por la especial idiosincrasia de sus gentes y por sus zonas de baños de las que destacamos:

El Muelle, hoy prohibido debido a la intensa actividad de las navieras que transportan personas y mercancías a la Graciosa (todo sea por el progreso) además hoy sería impracticable el baño debido a sus aguas contaminadas . La Caleta, le ocurre algo parecido a la zona del Muelle, y sí siguen estando en condiciones óptimas: La Condesa, El Charco de la Pared, El Charco Viejo y el simpar Caletón Blanco.

En los meses estivales la población nativa convive en paz y armonía con los veraneantes procedentes sobre todo de los pueblos de Máguez y Yé y también de otros lugares en menor medida.

El eje Órzola- Playa Blanca marca el punto más al norte y sur de nuestra red viaria y por lo tanto siempre será visitada por foráneos y conejeros.

Órzola es también el lugar de donde parte el ferry con rumbo a la Graciosa, y es aquí donde comienzan los problemas que las autoridades no sólo locales, sino también insulares, con su desidia, ineptitud e inacción han llevado a esta localidad a un caos de proporciones incalculables al no contar con un parking público en el extrarradio en condiciones y que es imprescindible para el desarrollo de la Graciosa.

En un momento determinado Órzola puede verse colapsada por la llegada de unos dos mil coches de las personas que visitan la Graciosa y que al no existir un parking público en el extrarradio (curiosamente el Ayuntamiento tiene terrenos que podrían adecuarse para tal fin) entran en el pueblo e invaden calles, solares y todo los que sirva para dejar el coche. El aspecto de Órzola al anochecer en esos días de invasión es deprimente e insoportable.

Como las autoridades competentes no han tomado medidas ni se aplican ordenanzas al respecto, las empresas navieras han optado por coger solares y convertirlos en aparcamientos para sus clientes sin las mínimas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público causando a los vecinos molestias, especialmente a aquellos que padecen enfermedades de tipo respiratorio y alergias, ya que el paso de los coches por los mismos, al no estar asfaltados, provoca al ser la tierra fértil del suelo muy fina y por muchos lugares no estar bien cubierta por picón, mucho polvo y ninguno está dotado de agua corriente.

A pesar de este cúmulo de desatinos creemos que aún estamos a tiempo de parar este dislate y pedimos a las autoridades locales e insulares que se involucren en este tema para buscarle la solución más adecuada, que además es su obligación.

Órzola, como el soldado Ryan, debe ser salvada por su bien y el de nuestra vecina La Graciosa.

Salvar Órzola
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